A escasas semanas de los comicios generales, el proceder de las Fuerzas Armadas de Honduras ha suscitado preocupación en varios segmentos de la población, al cuestionarse su rol en la salvaguarda de un proceso electoral íntegro y fiable. La impresión de favoritismo y la visibilidad pública de algunos integrantes de la cúpula militar han sido elementos clave en el incremento de la suspicacia ciudadana.
Observaciones acerca de la orientación política
Recientemente, ciertos funcionarios han emitido comunicados que, a juicio de sus detractores, guardan similitud con la retórica del partido en el poder. Esta circunstancia ha sido percibida por expertos y entidades cívicas como una desviación de la imparcialidad que la Constitución de Honduras demanda de las Fuerzas Armadas en periodos de elecciones.
Un especialista en defensa y gobernanza afirmó que “las Fuerzas Armadas deben ser garantes de la democracia, no instrumentos de ningún proyecto político. Su papel debe ser estrictamente técnico y limitado a la custodia del material electoral”, señalando la importancia de mantener roles claramente diferenciados entre seguridad y política.
Solicitudes para monitoreo global y supervisión de comicios
Líderes de agrupaciones políticas opositoras, incluyendo miembros de LIBRE, han pedido una mayor presencia de observadores internacionales para vigilar el transporte de las urnas y el desempeño de las fuerzas del orden durante el día de las elecciones. Diversas entidades defensoras de los derechos humanos alertan sobre la posibilidad de intimidación a los electores, lo que subraya la importancia de contar con sistemas de monitoreo autónomos.
Por su lado, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha insistido en que las Fuerzas Armadas cumplen una función “logística y apolítica”. No obstante, admitió que las recientes acusaciones afectan la imagen de neutralidad y la credibilidad ciudadana en una entidad fundamental para la seguridad y estabilidad nacional.
Atención de la comunidad internacional
Múltiples entidades y representaciones diplomáticas han exigido salvaguardias de autonomía y claridad, enfatizando que la validez del procedimiento electoral no solo se basa en el recuento de sufragios, sino también en el comportamiento de las entidades responsables de su salvaguarda. La coacción global busca garantizar que la determinación de la ciudadanía sea acatada, impidiendo que cualquier señal de favoritismo afecte los desenlaces.
El diálogo acerca de la función de las instituciones militares se desarrolla en un contexto de polarización política y elevada delicadeza institucional, donde la noción de neutralidad se vuelve un factor determinante para la solidez democrática. Los expertos concuerdan en que la gestión de los días finales antes de los comicios influirá directamente en la confianza ciudadana y en la validez de los funcionarios elegidos.
Visiones sobre la condición de ciudadano
Los hondureños siguen de cerca los movimientos de las Fuerzas Armadas y los pronunciamientos de los distintos actores políticos. La sociedad demanda certeza y transparencia, conscientes de que cualquier señal de favoritismo podría erosionar la credibilidad de uno de los procesos electorales más relevantes de los últimos años.
En esta coyuntura, la relación entre la seguridad, la política y la vigilancia global emerge como un elemento crucial para la futura administración. El imperativo de armonizar la función técnica y la supervisión democrática persiste como una de las mayores dificultades que enfrenta la nación en la fase culminante del ciclo electoral.
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