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La nueva biografía de Julio Iglesias pide una serie de televisión

«Julio me tocó el culo». La «fricción» no está incluida en «Oye, Julio Iglesias y la conquista de América», de Hans Laguna, publicado por Contra. El problema me lo contó hace 26 o 27 años un periodista de televisión, entonces muy popular, que había ido a cubrir una rueda de prensa del cantante en Madrid. Iglesias, ante el elogio de la multitud, aprovechó la trifulca para enviar un mensaje a la conductora del momento. ¡Sepa que yo sé quién es usted! ¡Trátame bien con mi récord!

El donostiarra Toni Llácer, que firma bajo seudónimo esta interesantísima biografía de Julio (78), aborda la figura de Iglesias desde el punto de vista de alguien que forma parte del planeta musical y de su compañía. Llácer, Doctor en Filosofía, acompañó a Nacho Vegas (47) como instrumentista y también fue productor.

Lástima la reciente muerte por covid de Alfredo Fraile -Recomiendo escuchar la entrevista que le dedicó Carlos Galán en su enciclopedia sonora Simpatía por la industria de la música.– a saber, la opinión que tendría del libro el excuñado de José María García (78 años). Lo que pensaba de Julio, a quien el autor suele llamar «Julito», lo sabemos por sus memorias. secretos confesablesdonde habla de Adolfo Suárez, a quien asesoraba, pero a quien embarca, bueno, con Julio. D’Iglesias, cuenta Llácer/Laguna, que telefoneaba todos los días a la clínica donde estaba internado Fraile para preguntar por su evolución, y cuando se enteró de su muerte, se desplomó como un torero al que le huele mal el cuerno rapado en el fémur.

Cuatro o cinco son los axiomas sobre los que el libro despliega un fascinante abanico de anécdotas. Este Julio era un buen chico porque «papuchi» ganaba dinero como ginecólogo. Que siempre se sintió el patito feo porque el guapo, el elegido, el favorito, era su hermano Carlos. Que su accidente automovilístico lo dejó incapacitado para jugar al fútbol, ​​pero consiguió que lo arrestaran como luchador. Que su droga es siempre el éxito y que la vejez es el síndrome de abstinencia del éxito porque obliga a las personas exitosas a esconderse.

Que estuvo y no sé si estará más solo que a la una, y ese es el precio que se paga por el éxito cuando es global. Que no hay retorno al éxito ya sea que te alejes o juegues duro. Y Julio decidió jugar y trabajar como un obsesivo para llegar al final, el Paseo de la Fama, el firmamento o el Muro Occidental, como quieras llamarlo.

Un buen amigo, gran empresario, viviendo entre el Barrio de Salamanca y Miami South Beach, lo fechó durante el covid y me dijo –Laguna tampoco lo menciona en el libro, que Julio te recibió y te invitó a cenar, pero te hizo sentar en el otro extremo de la mesa (a la Poutine), que estaba asustado pero que aún quería hacer negocios. Sabemos que la gran fortuna de Julio no proviene del mundo de la música, con el que empezó, por supuesto, sino de su inmensa capacidad de inversión. Su último acuerdo, aunque no muy conocido, fue la venta de un terreno en Indian Creek, la isla multimillonaria de Miami, a Ivanka Trump.

Galella, famosa por muchos motivos, pero en especial por fotografiar a Jackie Kennedy desnuda.

El libro es una anécdota sobre los bolos, salidas récord -A Laguna le gusta el punto de vista musical de las composiciones, los arreglos y las grabaciones porque le gusta ser músico- y muchas veces se involucra en primera persona. Consigue un libro especial, donde, por ejemplo, la recurrente difusión de fotografías de la biografía sea editorializada con malicia y sea muy apreciada.
Con una portada fascinante y una solapa interior a juego, el libro se convirtió en un imán para mí durante una semana. Espero que por casualidad, el mismo día que la terminé, muriera Ron Galella, el mejor paparazzi del mundo (junto con el ucraniano Weegee y el mexicano Enrique Metinides).

Galella, famosa por muchas razones, pero especialmente por haber fotografiado a Jackie Kennedy desnuda, por ser abofeteado por Marlon Brando o por su foto de Sean Penn (61) abofeteando a los fotógrafos cuando salía con Madonna, firma una foto de portada de Iglesias dislocado en su sonrisa victoriosa. Estoy orgulloso de haber editado, o eso creo, la primera portada de Galella en España en una versión de «mí Esquire», con Robert Redford (agosto de 2009) con gafas de espejo que amplié en formato poster y que me recuerdan que cuando crees que estás a la moda, ya no lo estás.

Sería injusto explotar aquí la anécdota, pero argumentaré que estos son aviones privados que salen a buscar perros; como Julio pronto le pilla el pie a los americanos, porque sabe que si quiere ganar ahí, tiene que ser el ganador; cómo copia el encanto de Sinatra, pero lo latiniza y Valentino (Rodolfo) el estilo. Muchos de ellos y muy divertidos. No creo que esta sea la biografía definitiva de Julio, más bien un complemento de la suya, vale la pena leer la de Oscar García Blesa, y la de Fraile, por supuesto.

Será muy difícil saber quién es realmente Iglesias, el único artista en la lista de Forbes de los hombres y mujeres más ricos de España 2021, porque lleva décadas construyendo un personaje, el que le gusta a la mayor cantidad de «gente», aunque no sea él, aunque se parezca al que interpreta Laguna, aunque se parezca al que tu novia o a tu madre le gusta. Aunque es un poco como Las setenta y una personas que le enviaron audios de WhatsApp al autor para «hablarme de su relación con Julio» lo vieron. ¿Alguno de estos mensajes comenzaría con «Hey»? ¿Julio pudo haber llamado a Laguna? Atención Hans, el código de área de Miami es +1 (786).

Hildelita Carrera Cedillo

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