El aumento esperado en la intensidad, el número y la duración de los fenómenos meteorológicos extremos en los próximos años tendrá efectos crediticios negativos a más largo plazo, que incluyen hacer que los países mediterráneos como España sean menos atractivos como destino turístico, así como una mayor presión sobre los precios y las cuentas públicas o una mayor volatilidad en los precios de la energía, según Moody’s Investors Service.
“Si bien los costos económicos y fiscales siguen siendo manejables en el corto plazo, el aumento esperado en el número, intensidad y duración de los eventos climáticos extremos en los próximos años tendrá efectos crediticios negativos a más largo plazo”, advierte la calificadora de riesgo.
En este sentido, aunque la agricultura juega un papel pequeño en las economías de Italia, Croacia, Grecia o España, por lo que es probable que la actual ola de calor tenga implicaciones económicas relativamente limitadas, Moody’s advierte que podría afectar a los precios de los alimentos y al turismo.
En este sentido, se desprende que los países mencionados son importantes proveedores de aceituna, uva, cereales y frutas, y los déficits de producción presionarán los precios de los alimentos, recordando que en 2022 las altas temperaturas redujeron la cosecha de cereales de la UE en un 10,2% respecto a los últimos cinco años.
Asimismo, “las olas de calor podrían restar atractivo al sur de Europa como destino turístico a largo plazo” o, al menos, reducir la demanda en verano, lo que tendría consecuencias económicas negativas dada la importancia del sector.
Por otro lado, Moody’s señala que las condiciones climáticas cálidas y secas también afectarán a los países del norte de Europa, donde las cadenas de suministro se ven afectadas por la caída de los caudales en los principales ejes de transporte fluvial, lo que ha incrementado los costes del transporte por el Rin y ha provocado una caída del tráfico.
Además, la agencia advierte que la generación de energía, especialmente la hidroeléctrica, también se ve afectada negativamente por el calor y la sequía, mientras que las condiciones climáticas extremas aumentarán la volatilidad de los precios a medida que los países cambien a combustibles alternativos o importaciones.
IMPACTO FISCAL.
En su análisis, la calificadora de riesgo considera probable que los gobiernos extiendan el apoyo a las regiones afectadas si persisten las condiciones climáticas extremas.
En este sentido, añade que el calor aumenta el riesgo de incendios forestales, lo que eleva los costes para las arcas públicas, y recuerda que los daños que provocarán los incendios forestales en 2022 costarán al menos 2.000 millones de euros, según estimaciones de la UE.
«Las medidas de adaptación para desarrollar la resiliencia ante los fenómenos meteorológicos extremos requerirán gastos públicos cuantiosos, pero manejables», señala la agencia.
Según la Comisión Europea, para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, las inversiones en adaptación rondarán los 40 000 millones EUR al año, o el 0,3 % del PIB de la UE.
«En ausencia de tales medidas para amortiguar las implicaciones fiscales negativas de los eventos relacionados con el clima, la CE cree que el costo de los eventos climáticos extremos tendrá efectos fiscales sustanciales», señala.
Si las temperaturas medias globales aumentan alrededor de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, la CE estima que los coeficientes de deuda serían 4,5 puntos porcentuales más altos en España para 2032, 2,6 puntos porcentuales más altos en Grecia y 2,2 puntos porcentuales más altos en Italia, principalmente debido a los costos económicos y fiscales de los fenómenos meteorológicos extremos.
En un escenario donde las temperaturas globales promedio aumentan en 2°C, se estima que los coeficientes de endeudamiento aumentarán en promedio 0,4 puntos porcentuales adicionales.
Entonces, si bien el impacto fiscal parece relativamente pequeño, particularmente en comparación con otros desafíos para los emisores soberanos europeos, como el envejecimiento, Moody’s advierte que los fenómenos meteorológicos más frecuentes e intensos se sumarán a una serie de prioridades de gasto en competencia, como el financiamiento de la transición verde y el aumento de los costos del envejecimiento, «lo que generará mayores presiones sobre las finanzas públicas».