Un informe del asesor de reestructuración de Celsa, Lexaudit, en línea con el informe de la consultora Grant Thornton, valora la compañía entre 1.800 millones y 2.800 millones de euros, según explicaron a Europa Press fuentes de los acreedores de la compañía.
Esta cifra es «muy inferior» a la valoración de 6.000 millones de euros que indica la titularidad de la empresa, en manos de la familia Rubiralta, según ‘Expansión’.
“Dado que el valor ni siquiera cubre la deuda de la empresa, las acciones de Celsa no tienen valor y por lo tanto cualquier valor adjudicado al accionista supondría una pérdida directa e incremental para los acreedores de la empresa”, añaden las mismas fuentes.
También recordaron que la propuesta de financiación de la Sociedad Estatal de Participación Industrial (SEPI) exige que el 51% de la participación accionaria de la empresa quede en manos de los actuales accionistas.
Según ellos, esto supondría que “la disponibilidad de fondos públicos obligaría a aumentar el patrimonio de determinadas personas –la familia Rubiralta– en detrimento de otros accionistas de la empresa”.
El consejo de administración del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (Fasee), dependiente de SEPI, aprobó a mediados de junio de 2022 la ayuda solicitada por Celsa por valor de 550 millones de euros, mediante la concesión de un préstamo participativo por importe de 280,5 millones y otro préstamo ordinario por 269,5 millones.
A pesar de este préstamo público, en septiembre el grupo de acreedores de Celsa, que supone en torno al 90% de su deuda, presentó a los juzgados de Barcelona un plan de reestructuración para reducir la deuda de la compañía en 1.291 millones de euros, por lo que se quedarían con el 100% del grupo. que acumula una deuda de unos 2.800 millones de euros.
El plan preveía transformar en acciones el préstamo convertible de 1.291 millones -mediante la capitalización de la deuda convertible y parte de la deuda jumbo- y ampliar los vencimientos del resto de la deuda en cinco años.
Los acreedores declaran que se comprometen a mantener el centro de operaciones de la sociedad en España ya asegurar el empleo de todo el grupo.
La siderurgia catalana no se ha cerrado a la posibilidad de que fondos acreedores se hagan con una parte del capital para desbloquear la negociación de su deuda.
Celsa cerró 2021 con una facturación de 5.300 millones y un Ebitda en torno a los 600 millones a nivel mundial, y cuenta con 4.500 trabajadores en España y casi 10.000 en toda Europa.
Para Celsa España, la crisis provocada por la pandemia generó caídas en sus mercados naturales del 25% en 2020, año que produjo un resultado negativo de 364 millones de euros.