La Junta General Ordinaria de Accionistas de CaixaBank de 2023 ha dado luz verde a la distribución de un dividendo bruto de 0,2306 euros por acción correspondiente al ejercicio 2022 y a la reelección del consejero delegado Gonzalo Gortázar como consejero ejecutivo.
El acto ha tenido lugar este viernes en el Palau de Congresos de València, con la presencia o representación de 16.576 accionistas que suman el 76,56% del capital social.
También se aprobó la reelección de las consejeras Cristina Garmendia y Amparo Moraleda, ambas independientes, así como el nombramiento de Peter Löscher como consejero independiente por un periodo de cuatro años.
El dividendo aprobado supone un incremento del 58% respecto al repartido en 2022, supone un “payout” del 55% y se hará efectivo a los accionistas a partir del 12 de abril. Así, el importe total destinado a dividendos, con cargo a los resultados de 2022, asciende a 1.730 millones de euros.
Los accionistas aprobaron las cuentas anuales individuales y consolidadas, así como sus respectivos informes de gestión, correspondientes al ejercicio 2022; así como la gestión de la Junta Directiva durante el año.
También aprobaron otros acuerdos, como la modificación de la Política de Remuneraciones de la Junta Directiva y la autorización y delegación de facultades para la interpretación, rectificación, adición, ejecución y desarrollo de los acuerdos adoptados por la asamblea.
SINDICATOS
Representantes de los distintos sindicatos han aprovechado las intervenciones de los accionistas para avergonzar a los directivos de los bancos con la actual política comercial, que dicen está provocando una «presión excesiva» sobre los trabajadores.
La representante de la SECB, Begoña Peiró, lamentó que la plantilla esté «en una situación límite» y exigió que se cuide a los trabajadores porque, según ella, están agotados por la presión comercial.
Desde CC.OO., Ricardo Ruiz criticó que no se hayan incrementado los salarios y compensó la pérdida de poder adquisitivo a pesar del aumento de dividendos y retribuciones al equipo directivo.
Por su parte, Iván Argüelles, de UGT, lamentó que se haya deteriorado el trato a los clientes y aseguró que están «saturados» de oferta comercial excluyendo productos financieros.
Goirigolzarri respondió que el entorno es muy competitivo y para responder a él es necesaria «una organización de alto rendimiento», lo que implica tener objetivos ambiciosos pero alcanzables, según sus propias palabras.
Gortázar, por su parte, señaló que en 2022 quedaron atrás tres elementos que provocaron mucho esfuerzo en la fuerza laboral: la pandemia, la integración y las tasas de interés negativas, que pusieron un esfuerzo extra a los trabajadores, pero agregó que no había necesita «reducir la velocidad».
La campaña de Banca Armada asistió a la reunión para criticar las inversiones de la entidad en empresas que dicen son «armas»: Boeing, Indra, Eulen y Accenture.
Además, emprendió acciones legales ante el Palau de Congresos para «indicar la responsabilidad de los bancos en la financiación de la industria armamentística».
Gortázar recordó que la entidad aplica los principios de banca responsable e inversión responsable, y que toda la financiación que concede respeta estos principios.