El presidente de PwC España, Gonzalo Sánchezenvió un fuerte mensaje ante los momentos de incertidumbre vividos en los últimos días y dijo que “Tenemos plena confianza en la solidez del sistema financiero español”.
“El sector financiero debe seguir siendo uno de los principales catalizadores del crecimiento económico y de la inversión en nuestro país, y su salud y estabilidad son fundamentales para ello”, subrayó. Gonzalo Sánchez hizo este diagnóstico al presentar el informe «La unión bancaria, un reto entre crisis superpuestas»elaborado por PwC, en presencia de la Vicegobernadora del Banco de España, Margarita Delgado.
Para el presidente de PwC España, «debemos demostrar que la situación de liquidez y solvencia de nuestros bancos es hoy mucho más fuerte que hace años, y además está controlado en gran medida dentro del marco supervisor del BCE y del Banco de España».
“Por otro lado, la respuesta de la Reserva Federal también ha sido adecuada, protegiendo los depósitos y controlando el contagio”, insistió.
Gonzalo Sánchez considera que “es una obligación sumarse al mensaje de tranquilidad para los inversores en nuestros bancos españoles porque sus fundamentales son muy diferentes”.
“La mayoría de los indicadores que reflejan fuerza de su posición (de solvencia, calidad de activos, liquidez o rentabilidad) presentan niveles iguales o superiores a los de la fase prepandemia”, aseguró.
Gonzalo Sánchez insiste en la importancia de la transformación del sector financiero para afrontar el futuro: «Nuestros bancos ahora son más fuertes, pero con tantas o más exigencias de prudencia y vigilancia ante las amenazas del entorno actual, que son también amenazas para el sector. La gestión del riesgo empresarial, y la transformación en curso del mismo, sigue siendo fundamental en un cuadro general de máxima incertidumbre e inestabilidad, y ayudar a desacoplar a nuestros bancos de posibles futuros contagios por episodios como los que estamos viviendo en los últimos días».
Respuesta del banco
El informe de Unión Bancaria elaborado por PwC, que cumple ahora una década, señala que la economía y el sector financiero han sufrido tres crisis consecutivas en los últimos años -la pandemia, los problemas en las cadenas de suministro y la guerra en Ucrania-, que crearon un torbellino de efectos inesperadosentre los cuales la inflación es la más importante.
Sin embargo, el estudio también muestra cómo los bancos europeos y españoles han sabido reaccionar con fuerza y se encuentran en mejor posición que nunca, en términos de solvencia, calidad de sus activos, liquidez y rentabilidad, para hacer frente a los pasos actuales.
El informe considera que detrás de esta solidez se encuentran las bases asentadas por la unión bancaria, que ha permitido en los últimos años introducir mejoras en áreas críticas como el capital, la morosidad o la gobernanza. Por ejemplo, el índice de capital de mayor calidad de los bancos europeos, conocido técnicamente como CET1 totalmente cargado, aumentó de 12,5% en diciembre de 2014 a 14,7% en septiembre de 2022.
Otro indicador que ha tenido una evolución positiva y de especial interés es la ratio de cobertura de liquidez, que refleja la capacidad del sector financiero europeo para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo: en el tercer trimestre del año pasado ascendía a 162%veinte puntos más que a finales de 2016.
Pero donde la mejora que refleja ha sido más significativa es en la calidad de los activos de los bancos europeos. Entre junio de 2015 y septiembre de 2022, la tasa de morosidad –llamada NPL– cayó del 7,5 % al 1,8 %.
Además, los instrumentos aprobados por los distintos gobiernos europeos para contrarrestar el impacto económico de la pandemia -en el caso de España, préstamos subvencionados en el reembolso de préstamos comerciales garantizados por el Instituto de Crédito Oficial–, se liquidan con niveles de morosidad relativamente moderados: 5,9% en España y 4,2% en Europa.
El cambio de ciclo en el política monetaria Este es otro factor que permite a las entidades europeas volver a una cierta normalidad en sus indicadores de rentabilidad, después de muchos años.
En el tercer trimestre de 2022, las entidades supervisadas directamente por el Banco Central Europeo registraron una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 7,55 %, la segunda más alta desde 2007.
En el caso de los bancos españoles, El ROE se sitúa en el 10,5%significativamente por encima de los otros tres principales países de la eurozona: Alemania, 5,2 %, Francia, 6,2 % e Italia, 9 %.
incertidumbres
El análisis indica que a pesar de “esta radiografía tan positiva, no hay que precipitarse en sacar conclusiones y pensar que el camino está despejado. Buena prueba de ello son los episodios ocurridos en los últimos días en Estados Unidos y su impacto en los mercados financieros internacionales”. “Efectivamente, si nos aislamos de estos eventos, el escenario sería relativamente favorable para el sector financiero, y es probable que este contexto positivo se mantenga a lo largo de 2023, pero hay incertidumbres a corto y medio plazo, y los bancos europeos todavía tienen algunas cuestiones pendientes para iluminar el futuro y ganar la confianza de los inversores”, añade. Prueba de ello es que la relación precio-valor contable de la industria financiera europea se encuentra entre las más bajas de todos los sectores económicos, afirma.
La principal incógnita es qué pasará con la renta disponible de las familias, especialmente de aquellas con hipotecas. “Si nos centramos en España, donde la mayoría de los hipotecas son de tipo variable, la suba del precio del dinero impacta considerablemente en el bolsillo de los ciudadanos, quienes al mismo tiempo pierden poder adquisitivo por la inflación y cuyos ingresos se ven amenazados por el cuasi – estancamiento económico.
Este cuadro clínico es un gran desafío para las entidades financieras, dice. Para todos en general, ante la potencial amenaza de deterioro de sus activos. Pero especialmente para aquellos que están más expuestos a segmentos particularmente dañados por la aumento de las tasas de interés o inflacióncomo bienes raíces, préstamos al consumo, finanzas apalancadas o negocios intensivos en energía.
Otros condicionantes desfavorables que cita son el impuesto bancario (en el caso de España) y las necesidades de financiación que surgen con la cambio en la política monetaria y esto podría desembocar en una guerra por la captura de pasivos. La crisis provocada por la quiebra de Silicon Valley Bank subraya, en este sentido, la importancia de diversificar los canales de financiación y fortalecer los ratios de liquidez, concluye.