Uno de los más grandes filósofos de nuestra generación, Omar Montes, tiene una expresión que me divierte bastante, por no decir que llevo tiempo robándola sin citarlo. Estas personas magnéticas, que tienen magia, duendes o miles de palabras similares, los definen como «Seres de luz». Gente que parece andar con un foco brillando sin ser estridente. En definitiva, individuos imposibles de ignorar. El poeta y pensador de Pan Bendito coincidirá en que Ricardo Darín es uno de los integrantes de este luminoso club.

El actor argentino tiene esa habilidad que solo (claro, con acento) tienen los mejores intérpretes: sale en pantalla y siempre le creo. No importa si interpreto a un fiscal, un asesino en serie, un panadero o un policía. Siempre le creeré. Pero va mucho más allá. Ya no se trata solo de ser creíble, se trata de que Ricardo Darín logre conectarme de una manera especial; Es verlo y de repente emocionarse con su personaje. Me pasó en todas sus películas, desde la maravillosa «El secreto de sus ojos» hasta «Argentina, 1985», desde «Nueve reinas» hasta «Truman». Esto es lo que tienen los seres de luz, que llevan la bombilla a donde van.

Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo